Él respondió: 'Mi señor, el rey; mi servidor me engañó, pues tu siervo le dijo: Aparéjame el asno para montar en él e ir con el rey; porque tu siervo es cojo.
Tu siervo Joab ha obrado de este modo para dar otro aspecto al asunto. Pero mi señor es sabio con la sabiduría del ángel de Dios, y sabe cuanto pasa en la tierra'.
Tu sierva se dijo: La palabra del rey, mi señor, servirá para tranquilizarnos; pues mi señor, el rey, es como un ángel de Dios para comprender el bien y el mal. Que el Señor, tu Dios, esté contigo'.
El rey le preguntó: '¿Dónde está el hijo de tu señor?'. Sibá contestó al rey: 'Se ha quedado en Jerusalén, porque se dijo: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre'.
Aquís le respondió: 'Bien sabes que eres grato a mis ojos como un ángel de Dios; pero los jefes de los filisteos han dicho: Que no vaya con nosotros a la guerra.
El rey le preguntó: '¿Queda alguno de la casa de Saúl a quien yo pueda favorecer en nombre de Dios?'. Sibá respondió: 'Todavía queda un hijo de Jonatán, que está lisiado de ambos pies'.