Ajimás, hijo de Sadoc, volvió a decir a Joab: 'Ocurra lo que ocurra, déjame que corra también yo tras el cusita'. Joab le dijo: '¿Por qué quieres correr, hijo mío? No encontrarás recompensa alguna'.
Él prosiguió: 'Ocurra lo que ocurra, yo voy corriendo'. Joab le dijo: 'Pues, ¡hala!, corre'. Ajimás corrió por el camino de la llanura y adelantó al cusita.
El rey preguntó: '¿Está bien el joven Absalón?'. Ajimás respondió: 'Yo vi un gran alboroto en el momento que Joab enviaba a tu siervo, pero no sé lo que era'.
El Faraón le replicó: '¿Pues qué te falta junto a mí, que tratas de volver a tu tierra?'. 'Nada - respondió-; pero déjame partir, por favor'. Y regresó a su tierra.