Andarán diciendo: 'Todo es paz y seguridad'; y entonces, de improviso, les sorprenderá la perdición, como los dolores del parto a la mujer encinta, y no podrán escapar.
De la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del cetáceo, así estará el hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.
El rey dio a Joab, a Abisay y a Itay la orden siguiente: 'Respetad, por consideración a mí, al joven Absalón'. Y todo el pueblo supo que el rey había dado esta orden sobre Absalón a todos los jefes.
Entonces dijo a sus siervos: 'Conocéis el campo de Joab, que está junto al mío y en el que tiene cebada; id y prendedle fuego'. Y los siervos de Absalón prendieron fuego al campo.
Pero Yael, mujer de Jéber, tomó un clavo de la tienda y un martillo, y se acercó silenciosamente a él y le clavó en la sien el clavo, que llegó hasta la tierra. Sísara estaba profundamente dormido, agotado de cansancio, y murió.
El rey se conmovió, subió a la habitación de encima de la puerta y se puso a llorar. Y decía sollozando: '¡Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!'.