Absalón entró en Jerusalén con todos los hombres de Israel. Ajitófel estaba con él.
Jusay, amigo de David, entró en la ciudad cuando Absalón llegaba a Jerusalén.
Absalón mandó a buscar a su propia ciudad de Guiló a Ajitófel, guilonita, consejero de David, que estuvo con él mientras ofrecía el sacrificio. La conjuración se hizo fuerte y los partidarios de Absalón iban aumentando.
El rey y todo el pueblo que estaba con él llegaron extenuados y allí descansaron.
Al llegar David a la cumbre, donde se adora a Dios, le salió al encuentro Jusay, el arquita, con los vestidos desgarrados y polvo sobre su cabeza.