Jonatán y Ajimás estaban junto a la fuente de Roguel. Una sirvienta iba a llevarles las noticias para que fuesen ellos a informar al rey David, pues para no dejarse ver, no entraban en la ciudad.
Antiguamente, en Israel, cuando se iba a consultar a Dios, se decía: 'Venid, vamos al vidente'; pues al que hoy se llama profeta, antes se le llamaba vidente).
Todos éstos eran hijos de Hemán, el vidente del rey, que le transmitía las palabras de Dios y exaltaba su poder. Dios dio a Hemán catorce hijos y tres hijas.
pero si vuelves a la ciudad y dices a Absalón: Yo seré tu siervo, oh rey, mi señor; antes servía a tu padre, pero ahora te serviré a ti, harás fracasar los planes de Ajitófel.
Pero éste le respondió: 'Mira, aquí, en esta ciudad, hay un hombre de Dios; es un hombre muy famoso; todo lo que él dice se realiza siempre. Vamos allá. Tal vez él nos indique el camino que debemos seguir'.
Ajimás, hijo de Sadoc, dijo 'Déjame ir corriendo a dar al rey esta buena nueva de que el Señor le ha hecho justicia, librándolo de las manos de sus enemigos'.