Absalón, cuando todavía vivía, se había erigido un monumento en el Valle del Rey, porque pensaba: 'Yo no tengo hijos para conservar el recuerdo de mi nombre'. Y había puesto su nombre al monumento. Todavía hoy se llama 'el monumento de Absalón'.
Esto dice el Señor: Inscribid así a este hombre; sin hijos, uno que no prosperó en su tiempo; porque ninguno de su estirpe logrará sentarse en el trono de David y reinar en Judá.