Yaír, hijo de Manasés, se adueñó de toda la confederación de Argob hasta la frontera de los guesuritas y de los maacatitas, y dio su nombre a estas aldeas de Basán, las cuales hasta hoy se siguen llamando Aduares de Yaír).
Joab se postró rostro en tierra, y bendijo al rey, diciendo: 'Hoy sé que cuento con tu favor, oh rey, mi señor, pues has cumplido el deseo de tu siervo'.