El rey respondió: 'Si alguno te inquieta, tráelo aquí, y no volverá a molestarte'.
La mujer dijo al rey: 'Que la culpa, oh rey mi señor, caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre; que el rey y su trono sean inocentes'.
Ella dijo: 'Que el rey se digne pronunciar el nombre del Señor, su Dios, para que el vengador de sangre no aumente mi desgracia y no maten a mi hijo'. Él respondió: 'Vive el Señor, que no caerá en tierra ni un pelo de tu hijo'.
Entonces el rey dijo a Sibá: 'Todo lo que pertenecía a Meribaal será tuyo'. Y Sibá contestó: 'A tus pies, gracias por el favor que me haces'.