Llamó al joven que le servía, y le dijo: 'Echa a ésta de aquí, lejos de mí, y cierra la puerta'.
Ella le dijo: 'No, hermano mío; echarme sería peor que lo que me has hecho'. Pero él no la quiso escuchar.
Llevaba una túnica talar y con mangas, pues así se vestían en otro tiempo las hijas del rey todavía vírgenes. El criado la echó y cerró la puerta tras ella.