Hijas de Israel, llorad sobre Saúl, que os vestía de escarlata y de lino fino y adornaba con oro vuestros vestidos.
¿Puede una joven olvidarse de sus joyas, una novia de su cinturón? Pues mi pueblo me ha olvidado a mí hace ya mucho tiempo.
Seguramente han encontrado botín y lo están repartiendo; una, dos jóvenes para cada guerrero, un vestido, dos vestidos de colores para Sísara; un vestido, dos vestidos bordados para su cuello.
No teme la nieve para su casa, porque toda su familia lleva doble vestido.
El Señor da una orden, multitud de mensajeros la transmiten:
Saúl y Jonatán, tan queridos y amados, no fueron separados ni en la vida ni en la muerte; más veloces que águilas, más fuertes que leones.
¿Cómo cayeron los héroes en medio del combate? ¡Jonatán!, en tu muerte he quedado sin consuelo;
Anillo de oro y joya de oro puro, tal es una sabia represión en un oído dócil.