Hermanos, os ruego, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, consagrado, agradable a Dios; éste es el culto que debéis ofrecer.
Yo, Juan, vuestro hermano y vuestro compañero en el sufrimiento, en el reino y en la constancia, en Jesús, yo me encontraba en la isla de Patmos por haber predicado la palabra de Dios y por haber dado testimonio de Jesús.
Me da vergüenza decirlo: todo esto hace creer que me he portado con demasiada debilidad con vosotros. Pero de lo que otro se atreva a presumir -hablo a lo loco-, también yo.
Os ruego que no me obliguéis cuando esté con vosotros a dar pruebas de esta valentía, de la que estoy dispuesto a usar contra los que piensan que procedo por motivos puramente humanos;
Salta de júbilo, hija de Sión; alégrate, hija de Jerusalén, porque tu rey viene a ti: justo y victorioso, humilde y montado en un asno, joven cría de una asna.
siempre que perseveréis sólidamente cimentados en la fe y estables e inconmovibles en la esperanza del evangelio que oísteis, el que ha de ser predicado a toda criatura bajo el cielo, y del que yo, Pablo, he sido elegido ministro.