El pueblo salió. Trajeron ramos y se hicieron cabañas cada uno en su propio terrado, en sus patios, en los atrios del templo de Dios, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraín.
De suerte que las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá serán inmundas como el lugar de Tofet: todas estas casas sobre cuyas terrazas han ofrecido incienso a toda la milicia del cielo y han derramado ofrendas de vino en honor de dioses extranjeros'.
No encontrando por dónde meterlo porque había mucha gente, subieron a la terraza, lo bajaron por el techo en la camilla y lo pusieron en medio de todos, delante de Jesús.