Que mi sangre no caiga en tierra lejos de la presencia del Señor. Porque el rey ha salido a buscar mi vida como se persigue una perdiz por los montes'.
Abner se indignó mucho por estas palabras de Isbaal, y le dijo: '¿Soy yo, acaso, una cabeza de perro? Yo he tenido piedad de la casa de Saúl, con sus hermanos y sus amigos, y no te he dejado caer en manos de David; ¿y ahora me recriminas por una mujer?
Cuando David volvió a su casa para bendecirla, Mical, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: '¡Qué bien ha quedado hoy el rey de Israel desnudándose ante la vista de las criadas de sus servidores, como lo haría un hombre cualquiera!'.
¿Por qué habéis arado la crueldad, habéis cosechado el crimen y habéis comido el fruto de la estafa? Por haber confiado en tus carros, en la multitud de tus guerreros,