Después dijo a Saúl: '¿Por qué das oído a la gente que dice: David busca tu ruina?
'Guardaos de tocar a mis ungidos, no hagáis mal alguno a mis profetas'.
Llegó a los rediles de las ovejas que hay junto al camino; allí hay una cueva, y Saúl entró en ella para hacer sus necesidades. David y sus hombres estaban escondidos en el fondo de la cueva.
Pero si no lo ha hecho queriendo, sino porque Dios se lo puso en sus manos, yo le señalaré un lugar donde pueda refugiarse.
David se levantó y salió de la cueva tras él, gritando: '¡Oh rey, mi señor!'. Saúl miró para atrás, y David se inclinó en tierra y se prosternó.
no sea que, como leones, me desgarren, me despedacen sin que haya quien me libre.
Señor, Dios mío, si algo de esto hice: si en mis manos existe la injusticia,
Un cetro criminal no pesará nunca sobre el dominio de los justos, para que los justos no tiendan sus manos hacia el crimen.
No andarás difamando a los tuyos ni pondrás en peligro la vida del prójimo con falsas acusaciones: yo, el Señor.
Hay en ti gente que calumnia para hacer verter sangre. En ti se banquetea en los montes, en ti se hacen cosas detestables,