El Señor dijo a Gedeón: 'Con los trescientos hombres que han lamido el agua os libraré y pondré a los madianitas en tus manos. Que todos los demás se vayan cada uno a su casa'.
Gedeón dijo a Dios: 'No se encienda tu ira contra mí si te hablo todavía una vez. Permíteme que haga una última vez la prueba del vellón: que quede seco solamente el vellón y en todo el suelo haya rocío'.
Pero los hombres de David le dijeron: 'Mira, aquí, en Judá, vivimos asaltados por el terror; ¡cuánto más si vamos a Queilá contra las filas de los filisteos!'.
Partió David con sus hombres hacia Queilá, atacó a los filisteos, se apoderó de sus ganados y les infligió una gran derrota. Así libró David a los habitantes de Queilá.
Después de esto, David consultó al Señor: '¿Debo ir a una de las ciudades de Judá?'. El Señor le respondió: 'Sí, vete'. David preguntó: '¿Dónde debo ir? Le respondió: 'A Hebrón'.