El Señor retribuirá a cada uno según su justicia y su fidelidad, porque el Señor te puso hoy en mis manos y no quise poner mi mano sobre el ungido del Señor.
Hoy mismo has visto con tus propios ojos cómo el Señor te puso en mis manos en la cueva, y no he querido matarte. Te he perdonado, diciéndome: No pondré mi mano sobre mi señor, porque es el ungido del Señor.
Saúl le dijo: '¿Por qué conspiráis contra mí, tú y el hijo de Jesé? Tú le diste pan y una espada y consultaste por él al Señor para que se levantase contra mí, como hoy lo hace'.
Antes de que se pasara el plazo fijado, David salió con sus gentes, mató a doscientos filisteos, llevó los prepucios y se los entregó al rey para ser su yerno. Y Saúl le dio por mujer a su hija Mical.
Un israelita dijo: '¿Habéis visto a este hombre que avanza? Avanza a desafiar a Israel. Al hombre que le mate, el rey le colmará de riquezas, le dará su hija, y la casa de su padre quedará exenta de impuestos en Israel'.
Te suplico que perdones la falta de tu sierva, pues el Señor hará ciertamente a mi señor una casa estable, porque mi señor combate las batallas del Señor y en los días de tu vida no se encontrará el mal en ti.