David dijo a Ajimélec: '¿No tienes a mano una lanza o una espada? Porque yo no traigo conmigo ni la espada ni mis armas, pues la orden del rey era urgente'.
Saúl y los israelitas se reunieron también, acamparon en el valle del Terebinto y se pusieron en orden de batalla frente a los filisteos.
Pusieron sus armas en el templo de Astarté y colgaron su cadáver en las murallas de Betsán.
Aquel día estaba allí, retenido en el santuario del Señor, uno de los servidores de Saúl, llamado Doeg, idumeo, jefe de los portadores de Saúl.
Éste consultó al Señor por él, le proveyó de víveres y le dio la espada de Goliat, el filisteo'.