Por su parte, el joven Samuel iba creciendo, se hacía grato al Señor y a los hombres.
Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
El niño crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
Pues el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios y es estimado de los hombres.
alabando a Dios y gozando del favor de todo el pueblo. El Señor añadía cada día al grupo a todos los que entraban por el camino de la salvación.
El Señor bendijo a Ana, que concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. El joven Samuel crecía en la presencia del Señor.
El niño crecía y se fortalecía en el espíritu. Y vivió en el desierto hasta el día de su manifestación a Israel.
Que la bondad y la felicidad no te abandonen; átalas a tu cuello, escríbelas en la tablilla de tu corazón;
así encontrarás favor y éxito perfecto a los ojos de Dios y de los hombres.
José halló gracia a sus ojos, y así fue incorporado al servicio de su dueño, quien le hizo mayordomo de su casa, confiándole todo cuanto tenía.
La mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. El niño crecía y el Señor le bendecía.
Samuel creció, y el Señor estaba con él; no dejó de cumplirse ni una sola de sus palabras.