Samuel había muerto; todo Israel le había llorado y le habían sepultado en Ramá, su ciudad. Saúl había expulsado del país a los nigromantes y adivinos.
Entonces fue él mismo a Ramá y, cuando llegó a la cisterna de la era que se encuentra en la colina, preguntó: '¿Dónde están Samuel y David?'. Le respondieron: 'Están en Nayot de Ramá'.
David huyó de Nayot de Ramá, fue a ver a Jonatán y le dijo: '¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi falta? ¿Qué crimen he cometido contra tu padre para que atente contra mi vida?'.