Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; y si también en ésta os persiguen, huid a otra. Os aseguro que no se acabarán las ciudades de Israel hasta que venga el hijo del hombre'.
Ningún arma forjada contra ti dará resultado; a toda lengua que te acuse la convencerás de culpabilidad. Ésta es la heredad de los hijos del Señor, la justicia que yo les aseguro -dice el Señor-.
apagaron la violencia del fuego, escaparon al filo de la espada, convalecieron de la enfermedad, fueron valientes en la guerra, pusieron en fuga a los ejércitos enemigos.
Al día siguiente un espíritu maligno enviado por Dios asaltó a Saúl, que andaba como loco por la casa. David se puso a tocar la cítara, como otros días. Saúl tenía una lanza en su mano