Porque mientras el hijo de Jesé viva sobre la tierra, ni tú, ni tu reino estaréis seguros. Ahora, mándalo llamar y tráemelo aquí, porque merece la muerte'.
El rey Salomón dijo a su madre: '¿Cómo pides tú a Abisag, la sunamita, para Adonías? Pide ya para él la realeza, pues es mi hermano mayor y están por él Abiatar, el sacerdote, y Joab, el hijo de Sarvia'.
Samuel tomó el cuerno del aceite y le ungió en presencia de sus hermanos. El espíritu del Señor se apoderó de David a partir de aquel día. Samuel se fue y volvió a Ramá.
Pero ahora tu realeza no durará; el Señor se ha buscado un hombre según su corazón y le ha destinado para rey de su pueblo, porque tú no has observado lo que el Señor te ha mandado'.
El pueblo se quejó al Señor de sus desgracias. El Señor lo oyó, montó en cólera y mandó contra ellos un fuego, que devoró uno de los flancos del campamento.