Saúl eligió tres mil hombres de Israel; dos mil estaban con él en Micmás y en la montaña de Betel, y mil con Jonatán en Guibeá de Benjamín; a los demás los mandó cada uno a su casa.
Los filisteos se reunieron para luchar contra Israel con tres mil carros, seis mil jinetes y un ejército tan numeroso como la arena de la ribera del mar. Subieron y acamparon en Micmás, al oriente de Bet Avén.
que nos entregue siete de sus hijos para que nosotros los colguemos ante el Señor, en Gabaón, en el monte del Señor'. Y el rey dijo: 'Os los entregaré'.
Les dijo: 'Éstos son los derechos del rey que va a reinar sobre vosotros: tomará a vuestros hijos, se servirá de ellos para sus carros y sus caballos y los hará correr ante su carro.
Después llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición de filisteos. Al entrar en la ciudad, te encontrarás con un grupo de profetas que bajan del alto, precedidos de arpas, tambores, flautas y cítaras, profetizando.
Samuel le dijo: '¿Qué has hecho?'. Saúl respondió: 'Al ver que el pueblo se dispersaba lejos de mí y tú no llegabas en el día prefijado y que los filisteos se habían reunido en Micmás,
Samuel se levantó y se fue de Guilgal para seguir su camino. El resto del pueblo le siguió al encuentro del enemigo, y llegaron desde Guilgal a Guibeá de Benjamín. Saúl pasó revista al ejército que le seguía; eran como unos seiscientos hombres.
Se encontraba allí un hombre perverso, llamado Sebá, hijo de Bicrí, un benjaminita, que tocó la trompeta y dijo: 'Nosotros no tenemos parte con David, nosotros no tenemos herencia con el hijo de Jesé. ¡Cada uno a sus tiendas, Israel!'.