Se produjo un gran alboroto. Algunos maestros de la ley de la parte de los fariseos se levantaron y afirmaron enérgicamente: 'Nosotros no encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si le ha hablado un espíritu o un ángel?'.
Nos sentimos orgullosos de que nuestra conciencia nos asegure que nos hemos comportado con todo el mundo, y especialmente con vosotros, con la sencillez y la sinceridad que Dios da, y no por la sabiduría humana, sino por la gracia de Dios.
Después de haber dirigido el Señor estas palabras a Job, dijo a Elifaz de Temán: 'Mi ira se ha encendido contra ti y contra tus dos amigos, porque no habéis hablado de mí como mi siervo Job.