A los tres días, se reunieron en Jerusalén todos los hombres de Judá y Benjamín. Era el día veinte del mes noveno. Todo el pueblo se situó en la plaza del templo de Dios, temblando por la gravedad del caso y porque llovía copiosamente.
Josué se dirigió al Señor el día en que puso a los amorreos en manos de los israelitas y dijo: 'Sol, detente sobre Gabaón, y tú, luna, sobre el valle de Ayalón.