En esto, llegó Saúl del campo detrás de los bueyes, y preguntó: '¿Qué pasa? ¿Por qué lloran?'. Entonces le contaron lo que decían los hombres de Yabés.
Elías se fue de allí en busca de Eliseo, al que encontró arando. Tenía delante de sí doce yuntas de bueyes, y él araba con la duodécima. Elías pasó junto a él y le echó encima su capa.
Dios oyó los gritos del niño, y el ángel de Dios llamó desde el cielo a Agar y le dijo: '¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído los gritos del pequeño desde el lugar en que está.