Entonces Samuel expuso al pueblo el derecho real y lo escribió en un libro que está ante el Señor. Después ordenó que cada cual se fuese a su casa.
Aconséjales que vivan sumisos a los gobernantes, a las autoridades; que les presten obediencia, que estén dispuestos a hacer siempre el bien;
por los reyes y por todos los que gozan de poder, a fin de que podamos disfrutar de una vida pacífica y tranquila con toda piedad y honestidad.
'Tomad este libro de la ley y ponedlo al lado del arca de la alianza del Señor, vuestro Dios; que esté allí como testimonio contra ti,
Atiende su petición; pero adviérteles bien y hazles saber los derechos del rey que van a tener'.
Samuel dijo al pueblo: 'Venid, vamos a Guilgal a inaugurar allí la monarquía'.
Yehoyadá selló un pacto entre el Señor, el rey y el pueblo, por el cual se comprometían a ser el pueblo del Señor.
Josué los bendijo, los despidió, y se fueron a sus tiendas.