Saúl dijo entonces al Señor: '¿Por qué no has respondido hoy a tu siervo? Si el pecado está en mí o en mi hijo Jonatán, Señor, Dios de Israel, salga cara; y si este pecado está en tu pueblo Israel, salga cruz'. Fueron designados por la suerte Jonatán y Saúl, y el pueblo quedó libre.
Y vosotros rechazáis hoy a vuestro Dios, que os ha salvado de todas vuestras desgracias y peligros, al pedir que os ponga un rey sobre vosotros. Por tanto, presentaos ante el Señor por tribus y por clanes'.
Hizo acercarse a la tribu de Benjamín, por clanes, y fue designado por suerte el clan de Matrí. La suerte cayó, finalmente, sobre Saúl, hijo de Quis. Lo buscaron, pero no lo encontraban.
Luego los marineros se dijeron unos a otros: 'Echemos suertes para saber quién es la causa de esta desgracia'. Echaron suertes, y la suerte cayó en Jonás.