David recibió de su mano lo que ella había traído y le dijo: 'Vete en paz a tu casa; ya ves que he escuchado tus palabras y que he accedido a tus ruegos'.
Yabés invocó al Dios de Israel, diciendo: 'Bendíceme, ensancha mi territorio, ayúdame, aleja de mí el infortunio y pon fin a mi aflicción'. Dios le concedió todo lo que había pedido.
Elcaná respondió a su mujer: 'Haz lo que mejor te parezca; quédate hasta que le hayas destetado. Que el Señor te conceda cumplir tu promesa'. Ella se quedó en casa y amamantó al niño hasta que lo destetó.
Jonatán dijo a David: 'Vete en paz. En cuanto al juramento que hemos hecho en nombre del Señor, que el Señor esté siempre entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya'.