Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que lleve a la muerte, rece por él, y Dios le dará la vida; esto lo digo para los pecados que no llevan a la muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte; por éste no digo que recen.
Venid, pues, y discutamos, dice el Señor. Aunque vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la nieve; si fueren rojos cual la púrpura, se volverán como la lana.