Éste es el mandamiento que hemos recibido de él: que el que ame a Dios, ame también a su hermano.
No serás vengativo ni guardarás rencor hacia tus conciudadanos. Amarás a tu prójimo como a ti mismo: yo, el Señor.
Porque éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros;
Acerca del amor fraterno no necesitáis que se os escriba, porque personalmente habéis aprendido de Dios cómo debéis amaros los unos a los otros.
Finalmente, vivid todos unidos en armonía. Sed compasivos, fraternales, misericordiosos, humildes,
Porque toda la ley se resume en ese precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
'Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado.
Éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros, según el mandamiento que nos ha dado.
Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.
Ante todo amaos ardientemente unos a otros, pues el amor alcanza el perdón de todos los pecados.
Y él contestó: 'El que se compadeció de él'. Jesús le dijo: 'Anda y haz tú lo mismo'.
Queridos míos, si Dios nos ha amado de este modo, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.
Si creemos en Cristo, da lo mismo estar o no estar circuncidados; lo que importa es la fe y que esta fe se exprese en obras de amor.
Amémonos no de palabra ni de boquilla, sino con obras y de verdad.
'Sabéis que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Queridos míos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento viejo, que tenéis desde el principio: el mandamiento viejo es la palabra que habéis oído.