Como hubo falsos profetas en el pueblo, también habrá entre vosotros falsos maestros, los cuales enseñarán doctrinas de perdición, negarán al Señor que los redimió y se buscarán una ruina fulminante.
Hijos míos, estamos en la última hora, y, como habéis oído, el anticristo viene; y ahora ya han surgido muchos anticristos; por eso conocemos que es la última hora.
Conozco tus obras, tus fatigas y tu constancia. Sé que no puedes soportar a los malos, que has puesto a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y los has encontrado mentirosos;
a otro el don de hacer milagros; a otro el decir profecías; a otro el saber distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero; a otro hablar lenguas extrañas, y a otros saber interpretarlas.
Los judíos de Berea eran más abiertos que los de Tesalónica, y recibieron la palabra con buena disposición, estudiando diariamente las Escrituras para ver si todo era así.
El anciano insistió: 'También yo soy profeta como tú, y un ángel me ha dicho de parte del Señor: Hazle volver contigo a tu casa para que coma pan y beba agua'. Así le engañó.
Y el Señor me contestó: 'Estos profetas anuncian mentiras en mi nombre; yo no les he enviado, no les he dado órdenes, no les he hablado. Visiones falsas, vanos presagios, fantasías de su propia invención, eso es lo que profetizan'.
Esto dice el Señor omnipotente: No escuchéis las palabras de los profetas, porque os engañan; os cuentan visiones de su fantasía, no de la boca del Señor.
que no os dejéis tan fácilmente impresionar ni os alarméis por supuestas revelaciones, palabras o cartas que os induzcan a pensar que el día del Señor es inminente, por más que se os diga que son nuestras.
Queridos míos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento viejo, que tenéis desde el principio: el mandamiento viejo es la palabra que habéis oído.