1 Juan 2:20

Biblia Martin Nieto

Vosotros, sin embargo, habéis recibido la unción que viene del Santo, y todos tenéis conocimiento.

Referencias Cruzadas

Juan 14:26

pero el defensor, el Espíritu Santo, el que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho'.

1 Juan 2:27

Pero vosotros haced que la unción que habéis recibido de él permanezca en vosotros; no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, ya que la unción, que dice la verdad y nunca la mentira, os enseña todas las cosas; permaneced unidos a Cristo, según ella os ha enseñado.

Isaías 61:1

El espíritu del Señor Dios está en mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a curar los corazones oprimidos, a anunciar la libertad a los cautivos, la liberación a los presos;

Proverbios 28:5

Los delincuentes no comprenden la justicia, pero los que buscan al Señor lo comprenden todo.

Salmos 23:5

Me preparas una mesa ante mis enemigos, perfumas con ungüento mi cabeza y me llenas la copa a rebosar.

Hechos 10:38

cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y llenó de poder a Jesús de Nazaret, el cual pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio, porque Dios estaba con él.

Juan 16:13

Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará a la verdad completa. Pues no os hablará por su cuenta, sino que os dirá lo que ha oído y os anunciará las cosas venideras.

Hebreos 1:9

Has amado la justicia y odiado la iniquidad; por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría con preferencia a tus compañeros.

1 Juan 4:13

Por esto conocemos que estamos con él y él en nosotros: porque él nos ha dado su Espíritu.

Salmos 45:7

Tu trono, oh Dios, dura eternamente; el cetro de tu reino es cetro de justicia.

Hechos 3:14

pero vosotros rechazasteis al santo y justo, y pedisteis la libertad de un asesino;

Lucas 4:18

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a anunciar la libertad a los presos, a dar la vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos

Marcos 1:24

'¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Sé quién eres: ¡El santo de Dios!'.

Salmos 92:10

Todos tus enemigos serán destruidos, y los obradores de injusticia serán exterminados.

Salmos 71:22

Yo te ensalzaré con el arpa por tu fidelidad, Dios mío, y con la cítara tocaré para ti, oh Santo de Israel;

Apocalipsis 4:8

Los cuatro animales tenían cada uno seis alas, y alrededor y en el interior estaban llenos de ojos. Y repetían sin cesar día y noche: Santo, santo, santo es el Señor, el todopoderoso, el que era, el que es, el que viene.

Apocalipsis 3:7

Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Esto es lo que dice el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, el que cierra y nadie abrirá:

Hebreos 8:11

Ya nadie tendrá que enseñar a su conciudadano, ni a su hermano, diciendo: Conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el mayor.

1 Corintios 2:15

El espiritual, por el contrario, lo juzga todo, y a él nadie le juzga.

Lucas 4:34

'¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús nazareno? ¿Has venido a perdernos? Sé quién eres: El Santo de Dios'.

Isaías 43:3

Porque yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. Como precio de tu rescate entrego a Egipto, Etiopía y Sabá a cambio tuyo.

Salmos 16:10

pues tú no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo fiel baje a la tumba.

Jeremías 31:34

No tendrán ya que instruirse mutuamente, diciéndose unos a otros: '¡Conoced al Señor!', pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor -dice el Señor-, porque perdonaré su crimen y no me acordaré más de sus pecados.

Mateo 13:11

Y él les respondió: 'A vosotros se os ha dado conocer los misterios del reino de Dios, pero a ellos no.

Judas 1:5

Quiero recordaros, aunque conozcéis perfectamente todas estas cosas, que el Señor, después de haber liberado al pueblo de la opresión de Egipto, a continuación aniquiló a los incrédulos;

Levítico 7:35

Ésa es la parte de Aarón y la de sus hijos sobre las ofrendas quemadas en honor del Señor, a partir del día en que el Señor los consagró como sacerdotes suyos.