Si nuestras iniquidades dan testimonio contra nosotros, actúa, Señor, por el honor de tu nombre. Sí, nuestras rebeldías han sido numerosas, hemos pecado contra ti.
Queridos míos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento viejo, que tenéis desde el principio: el mandamiento viejo es la palabra que habéis oído.
Eso erais antes algunos; pero habéis sido lavados, consagrados y justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.