La mujer no es dueña de su cuerpo, sino el marido; igualmente el marido no es dueño de su cuerpo, sino la mujer.
Por tanto, os digo que el que se separe de su mujer, excepto en el caso de concubinato, y se case con otra, comete adulterio'.
Y le dije: 'Tienes que estar conmigo mucho tiempo sin prostituirte ni entregarte a ningún hombre, y yo haré lo mismo contigo'.
Tanto el marido como la mujer deben cumplir la obligación conyugal.
No os neguéis el uno al otro esa obligación, a no ser de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; después volved de nuevo a juntaros, para que no os tiente Satanás si no podéis guardar continencia.