A mí poco me importa ser juzgado por vosotros o por un tribunal humano. Ni yo mismo me juzgo.
El espiritual, por el contrario, lo juzga todo, y a él nadie le juzga.
No juzguéis por las apariencias, juzgad con justicia'.
El trabajo de cada uno aparecerá claro el día del juicio, porque ese día se manifestará con fuego, y el fuego probará la obra de cada uno.
El Señor dijo a Samuel: 'No consideres su aspecto ni su alta estatura, porque yo lo he descartado. El hombre no ve lo que Dios ve; el hombre ve las apariencias, y Dios ve el corazón'.
Ahora bien, lo que se pide a los administradores es que sean fieles.
No me siento culpable de nada; pero no por esto quedo justificado, porque quien me juzga es el Señor.