Rut le respondió a su suegra: —Haré todo lo que tú me mandas.
Ustedes, los hijos, deben obedecer a sus padres en todo, pues eso agrada al Señor.
Hijos, obedezcan a sus padres. Ustedes son de Cristo, y eso es lo que les corresponde hacer.
Fíjate bien dónde va a acostarse. Cuando ya esté dormido, ve y acuéstate a su lado. Así él sabrá que tú le estás pidiendo su protección, y él mismo te dirá lo que debes hacer.
Rut se fue al campo e hizo exactamente lo que Noemí le había mandado.