Mientras él estaba allí, Dios se le apareció. Entonces Balaam le dijo: —He presentado como ofrenda en tu honor siete toros y siete carneros en siete altares que mandé a construir.
y le dijeron: “Los que llegaron a las cinco de la tarde solo trabajaron una hora, pero usted les pagó a ellos lo mismo que a nosotros, que trabajamos todo el día aguantando el calor. Eso no es justo.”
Entonces Balaam le dijo a Balac: «Quédate aquí. Yo debo esperar a que Dios venga y me diga lo que debo hacer». Balaam se fue a un lugar alto y solitario.