2-3 (17-18) «Dile a cada uno de los jefes de tribu que te traiga una vara, con su nombre escrito en ella. En total, serán doce varas. En la vara de Leví escribirán el nombre de Aarón.
»Dios nuestro, cuida de tu pueblo; cuida de este rebaño tuyo. Aunque vivimos en tierras fértiles parecemos ovejas perdidas en el bosque. Tú eres nuestro pastor, ven y ayúdanos como lo hiciste en otros tiempos. Aliméntanos con lo mejor que nos ofrecen las regiones de Basán y de Galaad.
De sus ramas brota fuego, y ese fuego consume sus frutos. ¡Ya no tiene ramas fuertes para hacer cetros de reyes! ”Este es un lamento, y se usará como canto de luto”».
Cuando Moisés ya había construido el santuario, lo roció con aceite para indicar que el santuario y todo lo que había en él estaba consagrado para adorar a Dios.