Entonces sacaron de allí a Jesús, y lo llevaron a lo alto de la colina donde estaba el pueblo, pues querían arrojarlo por el precipicio.
Entonces aquellos judíos quisieron matar a Jesús a pedradas; pero él se mezcló entre la multitud y salió del templo.
Del mismo modo, Jesús murió fuera de la ciudad de Jerusalén para que, por medio de su sangre, Dios perdonara a su pueblo.
Pero yo les he dicho la verdad que he escuchado de Dios, y ustedes quieren matarme. ¡Abraham nunca hizo algo así!
»Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero quieren matarme porque no aceptan mis enseñanzas.
Los malvados sacan la espada y preparan sus arcos y flechas para matar a la gente pobre, a los que viven honradamente.
Y Dios le ordenó a Moisés: «Saquen a ese hombre del campamento, y que todos lo apedreen hasta matarlo».
Al oír eso, los que estaban en la sinagoga se enojaron muchísimo.