y gente de muchas naciones, y unos a otros se dirán: «Subamos al monte de Sión, al templo del Dios de Israel, para que él mismo nos enseñe y obedezcamos sus mandamientos». Dios mismo será nuestro maestro desde el monte de Sión, ¡desde la ciudad de Jerusalén!
4 (5) Cuando me acuerdo de esto, me invade el sufrimiento; recuerdo cuando iba camino hacia tu templo guiando multitudes; recuerdo las grandes fiestas, y los gritos de alegría cuando tu pueblo te alababa.