Ese día, el Espíritu Santo le ordenó a Simeón que fuera al templo. Cuando los padres de Jesús entraron en el templo con el niño, para cumplir lo que mandaba la ley,
Sus padres se sorprendieron al verlo, y su madre le reclamó: —¡Hijo! ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado. Estábamos muy preocupados por ti.
Luego, en la visión que me mostró el Espíritu de Dios, el ángel me llevó al desierto. Allí vi a una mujer sentada sobre un monstruo de color rojo. Este monstruo, de siete cabezas y diez cuernos, tenía escritos por todo el cuerpo nombres que ofendían a Dios.
y llegaron a la frontera con la región de Misia. Luego intentaron pasar a la región de Bitinia, pero el Espíritu de Jesús tampoco les permitió hacerlo.
El Espíritu Santo me dijo que fuera con ellos y que no tuviera miedo. Seis miembros de la iglesia de Jope fueron conmigo. »Al llegar a Cesarea, entramos en la casa de Cornelio.
Se hicieron dos copias de este documento, y en las dos copias se explicaban las condiciones de compraventa; una de ellas quedó sellada, y la otra quedó abierta.