»¿Alguno de ustedes le daría a su hijo una serpiente si él le pidiera un pescado?
»Nadie le da a su hijo una piedra, si él le pide pan.
Pero Dios respondió: «Jerusalén, ¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaré de ti.
Ni le da una serpiente, si le pide un pescado.
Porque el que confía en Dios recibe lo que pide, encuentra lo que busca y, si llama, es atendido.
¿O le daría un escorpión si le pidiera un huevo?