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Referencias Cruzadas

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Lucas 1:68

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

«¡Alabemos al Dios de Israel, porque ha venido a salvarnos!

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24 Referencias Cruzadas  

¡Bendito sea ahora y siempre el Dios de Israel! ¡Que diga el pueblo de Dios: «Así sea»! ¡Alabemos a nuestro Dios!

Al ver eso, la gente tuvo mucho miedo y comenzó a alabar a Dios. Todos decían: «¡Hay un profeta entre nosotros! ¡Ahora Dios va a ayudarnos!»

13 (14) ¡Bendito sea el Dios de Israel, ayer, hoy y siempre! ¡Así sea!

Dios dio libertad a su pueblo; así afirmó su pacto eterno. ¡Imponente es el Dios de Israel; el único Dios!

Los israelitas le creyeron a Moisés, y cuando oyeron que Dios iba a ayudarlos, se inclinaron hasta el suelo y adoraron a Dios.

diciendo: “¡Bendito sea el Dios de Israel, que me permitió ver a uno de mis hijos sentado en mi trono!”

Demos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones espirituales que Cristo nos trajo del cielo.

Cuando Simeón terminó de hablar, Ana se acercó y comenzó a alabar a Dios, y a hablar acerca del niño Jesús a todos los que esperaban que Dios liberara a Jerusalén.

Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha hecho nacer de nuevo, y nos ha dado una vida con esperanza. Esto lo ha hecho Dios por su gran amor hacia nosotros y por el poder que mostró cuando resucitó a Jesucristo de entre los muertos

Por la muerte de Cristo en la cruz, Dios perdonó nuestros pecados y nos liberó de toda culpa. Esto lo hizo por su inmenso amor. Por su gran sabiduría y conocimiento,

Cuando terminó, David le dijo al pueblo: «¡Bendigan y alaben a Dios!» Entonces todo el pueblo, inclinándose ante Dios y ante el rey, bendijo y alabó al Dios de sus antepasados.

Y aprovechando que tenía al pueblo reunido, David bendijo a Dios con estas palabras: «¡Bendito seas, Dios de Israel; Dios de nuestro antepasado Jacob; bendito seas para siempre!

El Dios altísimo merece todas las alabanzas, pues te dio la victoria sobre tus enemigos». De inmediato, Abram le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había recuperado.

Y dijo también: «¡Bendito sea el Dios de Sem! ¡Los cananitas serán sus esclavos!

La destruirán por completo, y no dejarán en pie una sola pared. Todos ustedes morirán, y sufrirán todo esto, porque no quisieron reconocer que Dios me envió a salvarlos.»

con estas palabras: «¡Alabado seas, Dios de mi amo Abraham, pues siempre has sido bueno y fiel con mi amo! ¡Has guiado mis pasos hasta la casa de sus familiares!»

David le contestó: —¡Bendito sea el Dios de Israel, que te envío a mí!

exclamó: «Bendito sea el Dios de Israel, que ha cumplido lo que le prometió a mi padre David, pues le dijo:

¡Dios salvará a Israel de todos sus pecados!

que él iba a salvarnos de nuestros enemigos y de todos aquellos que nos odian.

Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que murió.

Cristo no entró a ese santuario para ofrecer a Dios la sangre de animales, sino para ofrecer su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre; de ese modo, de una vez por todas nos libró del pecado.




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