»El sacerdote quemará sobre el altar la cola, los intestinos, los riñones, parte del hígado, y la grasa que recubre todo eso, junto con la grasa de los lomos.
Quita luego la grasa que cubre los intestinos, el hígado y los riñones del ternero, y quémalos en el altar.
17 (19) Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.
6 (8) Tú quieres que yo sea sincero; por eso me diste sabiduría.
Pero no vayan a comerse la carne cruda o hervida; tienen que asarla al fuego, y comerse la cabeza, las patas y las tripas.
porque es la parte que le corresponde por sus servicios.