El joven le respondió: —Señor, dígame usted quién es, para que yo crea en él.
Pero, ¿cómo van a reconocerlo, si no confían en él? ¿Y cómo van a confiar en él, si nada saben de él? ¿Y cómo van a saberlo, si nadie les habla acerca del Señor Jesucristo?
Jesús se dio vuelta y, al ver que lo seguían, les preguntó qué querían. Ellos le preguntaron: —¿Dónde vives, Maestro?
—¿Eres tú el Mesías que Dios prometió enviarnos, o debemos esperar a otro?
¿Qué tiene de especial tu amado, mujer bella entre las bellas? ¿En qué es diferente tu amado del resto de los hombres, que nos pides tales promesas?
Jesús le dijo: —Lo estás viendo. Soy yo, el que habla contigo.