Los que creen en él no conocen la ley de Moisés, y por eso Dios los castigará.
Algunos fariseos que estaban por allí lo oyeron decir esto, y le preguntaron: —¿Quieres decir que nosotros también somos ciegos?
Entonces le contestaron: —Ahora resulta que tú, siendo pecador desde que naciste, nos vas a enseñar. ¡Ya no te queremos en nuestra sinagoga!
»Este pueblo anda diciendo: “No se metan con nosotros; somos un pueblo elegido por Dios”. »Pero son un pueblo tan molesto como el humo en las narices, como un fuego que arde todo el día.
»Hombres sinvergüenzas, que gobiernan en Jerusalén: ¡escuchen bien a Dios!
»¡Qué mal les va a ir a ustedes! ¡Se creen muy sabios y muy inteligentes!
¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o alguno de los fariseos?
Allí estaba Nicodemo, el fariseo que una noche fue a ver a Jesús, y les dijo: