Pero el hombre no sabía quién lo había sanado, porque Jesús había desaparecido entre toda la gente que estaba allí.
Entonces los dos discípulos pudieron reconocerlo, pero Jesús desapareció.
Pero Jesús pasó en medio de ellos, y se fue de Nazaret.
Jesús le contestó: —Felipe, ya hace mucho tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, también ha visto al Padre. ¿Por qué me dices “Déjanos ver al Padre”?
Entonces aquellos judíos quisieron matar a Jesús a pedradas; pero él se mezcló entre la multitud y salió del templo.
Ellos preguntaron: —¿Y quién te dijo que te levantaras y caminaras?
Más tarde, Jesús encontró a ese hombre en el templo, y le dijo: «Ahora que estás sano, no vuelvas a pecar, porque te puede pasar algo peor.»