Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Juan 20:16

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Jesús le dijo: —María. Ella se volvió y le dijo: —¡Maestro!

Ver Capítulo Copiar

26 Referencias Cruzadas  

El que cuida la entrada le abre, y el pastor llama a cada una de sus ovejas por nombre, y ellas reconocen su voz. Luego el pastor las lleva fuera del corral,

Jesús se dio vuelta y, al ver que lo seguían, les preguntó qué querían. Ellos le preguntaron: —¿Dónde vives, Maestro?

Un día, a eso de las tres de la tarde, Cornelio tuvo una visión, en la que claramente veía que un ángel de Dios llegaba a donde él estaba y lo llamaba por su nombre.

Saulo cayó al suelo, y una voz le dijo: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?

La gente encontró a Jesús al otro lado del lago, y le preguntó: —Maestro, ¿cuándo llegaste?

Isaías dijo: «Ahora, pueblo de Israel, Dios tu creador te dice: “No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces.

cuando oyó que Dios lo llamaba desde el cielo. Abraham respondió,

Tomás contestó: —¡Tú eres mi dueño y mi Dios!

Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque soy Maestro y Señor.

Después de decir esto, Marta llamó a María y le dijo en secreto: «El Maestro ha llegado, y te llama.»

En Jerusalén, cerca de la entrada llamada «Portón de las Ovejas», había una piscina con cinco entradas, que en hebreo se llamaba Betzatá.

Entonces Natanael respondió: —Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios y el Rey de Israel!

Pero Jesús le contestó: —Marta, Marta, ¿por qué te preocupas por tantas cosas? Hay algo más importante. María lo ha elegido, y nadie se lo va a quitar.

Enseguida Jesús les dijo: —¡Cálmense! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!

En medio de mis sueños mi corazón despertó y alcancé a oír una voz. Era la voz de mi amado, que estaba a la puerta: «Amada mía; mi preciosa palomita, ¡déjame pasar! Tengo la cabeza bañada en rocío; ¡me corre por el cabello la lluvia de la noche!»

Apenas los dejo, encuentro al amor de mi vida. Lo abrazo, no lo suelto, lo llevo a mi casa, ¡lo hago entrar en la habitación donde nací!

y poco después, Dios mismo se le acercó y lo llamó como antes: —¡Samuel, Samuel! Y él contestó: —Dime, Dios mío, ¿en qué puedo servirte?

pero Dios volvió a llamarlo: «¡Samuel, Samuel!» Él se levantó y fue de nuevo a donde estaba Elí. —Aquí estoy —le dijo. ¿En qué puedo servirle? Elí le respondió: —Yo no te llamé, hijo mío. Anda, vuelve a acostarte.

Dios le respondió: —Está bien, voy a acompañarlos, porque realmente te amo y confío en ti.

Cuando Dios vio que Moisés se acercaba, le gritó: —¡Detente Moisés! Moisés contestó: —¡Qué pasa, Señor!

»Ustedes y mi hermano Benjamín son testigos de que yo personalmente le mando a decir esto.

Algunos años después, Dios quiso ver si Abraham lo obedecía, así que lo llamó y le dijo: «Abraham, quiero que me ofrezcas como sacrificio a Isaac, tu único hijo, a quien tanto amas. Llévalo a la región de Moria, al cerro que te voy a enseñar».

Jesús le dijo: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: —Maestro, haz que pueda yo ver de nuevo.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios