Entonces le preguntaron: —¿Dónde está tu padre? Jesús les respondió: —Si me conocieran, conocerían a mi Padre. Pero como no me conocen, tampoco a él lo conocen.
¡Miren! Dios el Padre nos ama tanto que la gente nos llama hijos de Dios, y la verdad es que lo somos. Por eso los pecadores de este mundo no nos conocen, porque tampoco han conocido a Dios.
Esta vida eterna la reciben cuando creen en ti y en mí; en ti, porque eres el único Dios verdadero, y en mí, porque soy el Mesías que tú enviaste al mundo.
Y también sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y que nos ha dado la capacidad de conocer al Dios verdadero. Nosotros vivimos unidos a su Hijo Jesucristo; él es el Dios verdadero, que da la vida eterna.
Claro que este plan inteligente de Dios no lo entendió ninguno de los gobernantes del mundo. Si ellos lo hubieran entendido, no habrían colgado de la cruz a nuestro Señor, quien es el dueño de la vida.
Luego Jesús le dijo a la gente que estaba con él: «Mi Padre me ha entregado todo, y nadie me conoce mejor que él. Y yo, que soy su Hijo, conozco mejor que nadie a Dios, mi Padre, y elijo a las personas que lo conocerán como yo.»
Antes yo ofendía a Jesucristo, lo perseguía y lo insultaba. Aun así, él confió en mí. Y es que Dios fue bueno conmigo y me perdonó, pues yo todavía no creía en Cristo ni sabía lo que estaba haciendo.