Dios nuestro Padre es bueno; por eso nos ha amado, y nos ha dado el consuelo eterno y la seguridad de que seremos salvos. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido
También tuvieron ustedes compasión de los que estaban en la cárcel, y con alegría dejaron que las autoridades les quitaran sus pertenencias, porque sabían que en el cielo tienen algo mucho mejor y más duradero.
Ahora bien, como Dios no miente, su promesa y su juramento no pueden cambiar. Esto nos consuela, porque nosotros queremos que Dios nos proteja, y confiamos en que él nos dará lo prometido.
Entonces el discípulo favorito de Jesús le dijo a Pedro: «¡Es el Señor Jesús!» Cuando Simón Pedro oyó que se trataba del Señor, se puso la ropa que se había quitado para trabajar, y se tiró al agua.
Pero Abraham le respondió: “Tú eres mi descendiente, pero recuerda que, cuando ustedes vivían, a ti te iba muy bien y a Lázaro le iba muy mal. Ahora, él es feliz aquí, mientras que a ti te toca sufrir.
Les aseguro que ustedes se pondrán muy tristes y llorarán; en cambio, la gente que solo piensa en las cosas del mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero luego se llenarán de alegría.
Pero, si Dios decide no actuar, ¿quién puede exigirle que lo haga? Si él decide que nadie lo vea, ¿quién puede ver su cara? Sin embargo, Dios vigila a todos los pueblos del mundo,
Cuando ellos lleguen a Jerusalén disfrutarán de mis bendiciones. Yo les daré trigo, vino y aceite, y también vacas y ovejas, para que hagan fiesta. Serán como un jardín bien regado, y nunca más perderán su fuerza.
Dentro de poco, la gente de este mundo no podrá verme. Pero ustedes sí me verán porque, aunque voy a morir, resucitaré, y haré que ustedes también resuciten.
Parece que estamos tristes, pero en realidad estamos contentos. Parece que somos pobres, pero a muchos los hacemos ricos. Parece que no tenemos nada, pero lo tenemos todo.